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EDITORIAL

ISSN 2314-2138 (impreso) / ISSN 2314-1530 (en línea)

Debate Universitario /Vol. 8 Nº15 (Noviembre 2019) 5


Osvaldo Barsky1

Universidad Abierta Interamericana, Argentina / Osvaldo.Barsky@UAI.edu.ar


En forma creciente se ha expandido en las universidades argentinas el uso del “porfolio” o “por- tafolio” de asignatura utilizado como un instrumento para la evaluación de procesos y de resultados durante la cursada de las materias y en el examen final. En este número de Debate Universitario presentamos dos artículos “El Porfolio: un dispositivo que democratiza la evaluación educativa” de Zulma Perassi y “Estudio cualitativo del análisis crítico que realiza el estudiante acerca de la utiliza- ción del portafolio como instrumento de autoevaluación (AE)” de Adriana Delgrosso et al.2

El artículo de Perassi desarrolla en base a fuentes esencialmente estadounidenses la evolución de la evaluación educativa y destaca que el porfolio de evaluación es una herramienta relativamen- te reciente y proviene de otros ámbitos disciplinarios como el artístico, el diseño, la arquitectura, y que su uso está vinculado a los procesos de democratización de la educación. Es un instrumento ligado al aprendizaje de los estudiantes quienes se hacen cargo de la actividad evaluadora, lo que implica un nuevo rol para los equipos evaluadores tradicionales (profesores). El artículo se basa en la experiencia desarrollada en el cursado de la asignatura Evaluación Educativa en la Licenciatura y el Profesorado de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de San Luis durante 13 años, con 260 casos analizados. Además de los mismos se utilizaron los registros formales e informales realizados por la profesora responsable de la asignatura y las expresiones orales vertidas por los estudiantes al concluir el proceso evaluativo.

Al presentarse los resultados del estudio se destaca que se trata de una herramienta que favorece la implicación de los evaluados, su compromiso y responsabilidad frente al proceso en que toman parte activa. Y se pregunta porque no se generaliza el uso del portafolio en la educación superior, destacando que ello se debe a la resistencia que generan los nuevos modelos e instrumentos eva- luadores, la amenaza para los profesores de perder el monopolio del poder evaluador y el esfuerzo que estas prácticas demandan.

El artículo de Adriana Delgrosso et al. se apoya en la experiencia realizada en las cátedras de Semiología y Lingüística y de Psicolingüistica de la Licenciatura en Psicopedagogía de una universi- dad privada de Rosario que usan el Portafolio de Asignatura como instrumento evaluativo durante la cursada y el examen final, por 62 alumnos que cursaron un cuatrimestre. Los alumnos destacaron que la utilización del portafolio les posibilita mantener un orden en el seguimiento de la asignatura, organiza la bibliografía y las distintas producciones personales que se construyen durante el trans- curso de la cursada. Consideran que les permite una mejor comprensión y claridad del contenido de la materia. Les permite llevar un seguimiento personal sobre la adquisición de los temas dados asumiendo con mayor responsabilidad el proceso. Destacan que estimula la participación y oralidad de los estudiantes, colabora en la interacción entre ellos y con el docente al exponer los trabajos


  1. Director del Centro de Altos Estudios en Educación (CAEE) de la Universidad Abierta Interamericana. Director de la Revis- ta Debate Universitario. Investigador Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CONICET).

  2. Como vemos los autores denominan en forma distinta a este instrumento. La palabra porfolio está tomada del inglés

portfolio. Según la Real Academia Española la palabra portfolio no existe en castellano y se debe usar la palabra porfolio en su lugar o portafolio. Ambas provienen del francés Portefeuille siendo definida como cartera o el conjunto de ilustracio- nes de diversas clases que forman un volumen encuadernado o una cartera de mano formada por libros y papeles que contendrá aspectos académicos y profesionales de una persona u organización. En definitiva, el portfolio, porfolio o portafo- lio son conceptos parecidos pero en español es recomendable emplear el término portafolio o porfolio y en inglés portfolio.


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prácticos en clase. Los profesores consideran que la herramienta facilita evaluar el proceso del alumno no sólo en lo conceptual sino en actitudes y destrezas.

Si bien los estudiantes destacan considerablemente más ventajas que desventajas en cuanto al uso del portafolio, entre éstas últimas surgen como relevantes el tiempo que implica su realización y las dificultades personales de algunos para cumplir con los plazos estipulados para las entregas, así como la complejidad del contenido de las asignaturas y la dificultad de la comprensión de las consignas de los trabajos prácticos.

Las dos experiencias valoran positivamente este instrumento. Pero se desarrollan en ámbitos ligados directamente a las ciencias de la educación. La no expansión en otras disciplinas tiene que ver entre otras cosas con la escasa formación pedagógica en las mismas, y a la baja valoración en términos retributivos hacia los docentes de estas modalidades de enseñanza que requieren de alta dedicación, lo que está asociado a formas de evaluación tradicionales y a comunidades académicas conservadoras de gran peso en el sistema universitario nacional.

El artículo de Carlos Avendaño es un importante aporte para situar el desarrollo de la crimino- logía en la Argentina. Parte para ello de distinguir a esta ciencia social, que apoyándose en otras como la Antropología, el Derecho Penal, la Estadística, la Psicología y la Sociología da cuenta del estudio de la “cuestión criminal”, de la criminalística que es una ciencia auxiliar del derecho penal, encargada de identificar al autor de un determinado hecho punible. Hace un recorrido histórico por el desarrollo de la criminología desde sus orígenes europeos asociados a los procedimientos de la “inquisición” y la asociación entre la criminología y la sociología construida en el siglo XIX, y los posteriores desarrollos donde el grueso del análisis se dirige hacia el control social hasta la crisis etiológica actual de la criminología.

En Europa y Estados Unidos hay una larga tradición de programas de formación en Criminología en diversas universidades. En Latinoamérica surgen en 1974 en México en la Universidad Autónoma de Nuevo León en Monterrey, en Sudamérica en la Universidad de los Andes en Mérida, Venezuela se abre la primera escuela de Criminología, en Argentina en 1998 se crea la primera Escuela de Criminología Social en el Centro de Investigación en Criminología Social. En el país hay sólo dos universidades que ofrecen un título de Criminología, la Universidad Nacional del Río Negro y la Universidad Siglo 21., y cinco que ofrecen estudios de maestría o especialización en criminología. La profesión es reciente y el autor destaca que frente a la demanda social la Criminología tiene un gran potencial para responder a las nuevas demandas sobre la criminalidad y realizar aportes significativos a una sociedad preocupada por la seguridad.